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El Día Del Señor

Doctrinas De La Biblia II

El Día Del Señor

 Por: Héctor López

 

El Antiguo Testamento es como un gran reflector que alumbra hacia el Nuevo Testamento, y nos permite contextualizar y en entender con claridad  lo revelado en el Nuevo Testamento. Los eruditos e historiadores cristianos señalan que muchas de las profecías que se han cumplido, y se van cumpliendo, sobre todo las relacionadas con Jesús el Hijo de Dios, están prefiguradas en el Antiguo Testamento. De manera que la Biblia es un todo; y en las palabras inspirada por el Espíritu Santo a los escritores del Antiguo Testamento, y a los del Nuevo Testamento no hay contradicciones.

Dios estableció, en Levítico 23:15 y 16, un día para que se le celebrase fiesta solemne. Señaló que lo calcularan desde el día que sigue al día de reposo. “Hasta el día siguiente del séptimo día de reposo contaréis cincuenta días; entonces ofreceréis el nuevo grano a Jehová”.

Esta es una fase del gran proyecto que Dios ha ido desarrollando, el nacimiento, padecimientos, muerte y resurrección de Jesús con el eje central del proyecto, e incluye que Jesucristo regresará a esta tierra, y juzgará al mundo.

En el proceso, y desde el principio, Dios ha querido atraer al hombre hacia Él, aunque fue necesario para ello el gran sacrificio al que he hecho referencia.

Es el deseo de Dios que los seres humanos nos alegremos y disfrutemos de las bendiciones que de Él recibimos, pero quiere ser parte de estas celebraciones y se ocupa de que tengamos un tiempo que dediquemos regularmente para cumplir este propósito. En principio indicó un día específico de la semana, aunque como leemos en Levítico 23:15-16 que hace referencia también a otro. Según lo que leemos en Colosenses2:16 “Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo”. También dice en el verso 14  que Cristo anuló el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, y la quitó de en medio y la clavó en la cruz.

Cristo, quién siempre se mostró respetuoso de la voluntad de su Padre y del cumplimiento de la ley, ripostó sistemáticamente la idea de que Él estuviera subordinado a un día determinado: Mateo12:5 ¿O no habéis leído en la ley, cómo en el día de reposo los sacerdotes en el templo profanan el día de reposo, y son sin culpa?

Mateo12:11- 12 El (Jesús) les dijo: “¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si ésta cayere en un hoyo en día de reposo, no le eche mano, y la levante?  Pues ¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Por consiguiente, es lícito hacer el bien en los días de reposo”.

Juan 5:16-17 y 19. Y por esta causa los judíos perseguían a Jesús, y procuraban matarle, porque hacía estas cosas en el día de reposo. Y Jesús les respondió: Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo.

Respondió entonces Jesús, y les dijo: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente enfatizando su soberanía dijo: (Mateo 12:8 y Lucas 6:5)  “porque el Hijo del Hombre es Señor del día de reposo”.

El hecho más poderoso, y que es el estandarte del cristianismo, es la resurrección de Jesús. La resurrección es la gran victoria de Jesús sobre las fuerzas del mal. Este acontecimiento portentoso y glorioso que es parte de la planificación divina ha venido a ser la gran esperanza para la cristiandad de resucitar para vivir eternamente junto a su Señor y Salvador. Es importante, en medio de esta reflexión, destacar que la resurrección de Jesús ocurrió: El día que sigue al séptimo día, el día de reposo, es el primer día de la semana, que es el domingo. Mateo 24:1-6 El primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo las especias aromáticas que habían preparado, y algunas otras mujeres con ellas.

Y hallaron removida la piedra del sepulcro;  y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.  Aconteció que estando ellas perplejas por esto, he aquí se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes;  y como tuvieron temor, y bajaron el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?  No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea,

La Iglesia apostólica, primitiva o del primer siglo prestigió el primer día, como día especial para la adoración a su Señor.

Hay dos hechos trascendentes muy notorios en las escrituras del Nuevo Testamento, y ambos están concatenados, uno es que ese fue el día determinado para que Jesús resucitase, y también fue el día del derramamiento del poder del Espíritu Santo, fecha que se cuenta como la del inicio de las actividades de la Iglesia  que Cristo vino a establecer, y que viene a buscar. La Iglesia no está supuesta a aferrarse a un como el único día en que puede adorar a su Dios. Cada día debemos honrarlo, servirle y obedecerlo, pero es provechoso disponer de un día de cada semana para dedicarlo a esta adoración.

Además de lo referido en Colosenses 2, Pablo  hace una recomendación muy sugestiva: “En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia. Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo…” 1Corintios: 16:1-2.

Romanos: 14:5-6 dice: “Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente. El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios”. Pablo hace referencia  a ignorar la justicia de Dios para establece la propia; y a que CRISTO es el fin de la ley. Ro 10:3-4.

A este respecto Matthew Henry dice: “El evangelio sucede a la ley” (comentario bíblico de M H 1999, Ed. CLIE página 1359).

A propósito de esto quiero preguntarte de manera particular ¿guardas un día para la adoración al Señor? ¿Tienes un día especial de la semana para reunirte con tus hermanos y provocarse mutuamente al amor que debe caracterizarnos?  ¿Cuál es tu día para el Señor?

Jesús no vino para abrogar la ley sino para cumplirla, y al cumplirla perimió. Pero los mandatos morales  persisten, y Él los condensó en dos grandes mandamientos: “Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es.

Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos”. Marcos 12:29-31. Y los mandamientos rituales fueron superados al ser reemplazados por lo que ellos prefiguraban: a ¡CRISTO!

Hubo una articulación perfecta: “Sabéis que dentro de dos días se celebra la pascua, y el Hijo del Hombre será entregado para ser crucificado”. Mateo 26:2.

Entonces Jesús resucita el primer día de la semana: “Y muy de mañana, el primer día de la semana, vinieron al sepulcro, ya salido el sol. Y cuando entraron en el sepulcro, vieron a un joven sentado al lado derecho, cubierto de una larga ropa blanca; y se espantaron.  Mas él les dijo: No os asustéis; buscáis a Jesús nazareno, el que fue crucificado; ha resucitado, no está aquí; mirad el lugar en donde le pusieron”. Marcos 16:2,5-6.

Luego a los cincuenta días llega el día de pentecostés, y la iglesia es bautizada: “Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos.  Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen”. Hechos 2:1, 2, 4. Todo se incubó en el Antiguo Testamento.

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