29 agosto 2013 ~ 1 Comment

La Mujer en el Proyecto de Dios

Por: Héctor G. López Zorrilla

Pensando en el tema revisé algunas de las citas bíblicas en las que narran acontecimientos que sirven de sustento a la declaración explícita en el título.

En Exodo 1:15-22, se encuentra la referencia a Sifra y Fúa, el verso 17 dice: “pero las parteras temieron a Dios, y no hicieron como les mandó el rey de Egipto, si no que preservaron las vidas de los niños”.

¿Quién dio autoridad a estas dos mujeres para desafiar y desobedecer la orden del rey? El pasaje no lo explica de manera literal. Pero los versos 20 y 21 dicen: Y Dios hizo bien a las parteras y el pueblo se multiplicó y se fortalecieron en gran manera. Y por haber las parteras temido a Dios, Él (Dios) prosperó sus familias.

Como creo en la soberanía de Dios, no tengo duda de que los hechos relatados en el pasaje son inspirados por la buena voluntad de Dios. Él quiso dar autoridad a estas mujeres para desafiar la autoridad del rey para así preservar la vida de Moisés.

Luego encontré en Jueces 4:4-5, “Gobernaba en aquel tiempo a Israel una mujer, Débora, profetiza mujer de Lapidot, y acostumbraba sentarse bajo la palmera de Débora, entre Ramá y Bet-el, en el monte de Efraín; y los hijos de Israel subían a ella a juicio. (Era una mujer casada y era la gobernadora; a nivel social gobernaba sobre su marido; Dios es soberano).

¿Tenía Dios conocimiento de esta realidad? Dios mismo era el que, para esa época, gobernaba a Israel a través de los jueces.

En los versos 6 al 20 del capítulo 4 del libro de Jueces se aprecia la actitud humilde de Débora, quiso que el jefe militar tomara en sus manos las riendas de la guerra, pero el se negó y prefirió ponerse bajo el mando de ella, quien lo advirtió de las consecuencias. “Ella dijo: Iré contigo; mas no será tuya la gloria de la jornada que emprendes, porque en mano de mujer venderá Jehová a Sísara” (4.9).

En el verso 14 Débora, comandando la guerra, da orden a Barac de que se levantara, porque ese era el día en que Jehová había de entregar a Sísara en sus manos. La revelación de Dios de la victoria le fue dada primero a Débora, quien comandaba la guerra.

¿Estaba Dios en conocimiento de lo que estaba sucediendo? ¿Desechó Dios el hecho de que Débora fuera al frente, como comandante de las fuerzas de Israel?

Otra participación femenina que quiero destacar es la de Ester. Este libro narra una de las historias que muestra que Dios marcha al frente de su proyecto, esbozado desde Génesis 3:15, y se continua hasta Jesucristo, y perdurará por los siglos de los siglos.

El pueblo de Dios vivía días de angustia en todo el territorio gobernado por el rey Asuero, reinaba en el imperio Persia y de Media. Amán, uno de los principales de ese reino había concebido un plan para exterminar a todos los judíos en esa demarcación geográfica.

La reina Ester (judía) había, conjuntamente con Mardoqueo, preparado un plan para salvar a su pueblo del aniquilamiento.

El verso 16 del capítulo 4 muestra la decisión de Ester de servir a su pueblo hasta con su vida:   “Ve y reúne a todos los judíos que se hallan en Susa, y ayunad por mí, y no comáis ni bebáis en tres días, noche y día; yo también con mis doncellas ayunaré igualmente, y entonces entraré a ver al rey, aunque no sea conforme a la ley; y si perezco, que perezca”.
El verso 17 indica que quien estaba al frente era Ester: “Entonces Mardoqueo fue, e hizo conforme a todo lo que le mandó Ester”.

¿Quién, realmente, dirigió el proceso que salvó a los judíos del martirio que les esperaba? Solo Dios es capaz de hacer Milagros.

El Antiguo Testamento es el fanal de luz con el que el Dios viviente ha iluminado hacia el Nuevo Testamento, en su sabiduría, y como una forma de prever acontecimientos futuros; ha producido hechos que se corresponden con los consignados en el Nuevo Testamento; es el caso de la utilización de la mujer para hacer avanzar su proyecto para la salvación de los seres humanos.

Al respecto, quiero usar una expresión de Henry Blackaby y Calude King, de su libro Mi Experiencia con Dios: “Este clamor del corazón de Dios se oye a través de todo el Antiguo Testamento. La esencia del Nuevo Testamento es la misma”

Hemos visto, en el Antiguo Testamento, que Dios ha empoderado a tres mujeres para seguir avanzando el propósito, que en su soberanía Él se ha trazado.

En el Nuevo Testamento encontramos testimonios que se corresponden con esa manera que Dios ha querido utilizar; una de estas se encuentra en el capítulo 4 del Evangelio según San Juan.

El verso 7 es el inicio del encuentro de Jesús con la Mujer Samaritana: “Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber”.

En la interacción de Jesús con la Mujer Samaritana Él dijo:“Tengo una comida que comer”

“Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra”.

¿Esa interacción era su comida?, ¿era la voluntad del que lo envió? ¿Era parte de la obra de Dios que habrá de cumplirse?

El verso 28 dice:” Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los hombres”.  En el contexto está también el hecho de que la mujer del relato, predicó a hombres (varones), públicamente, dando testimonio de su fe en Cristo. “Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo?”

¿Tenía Jesús conocimiento y control de esta situación? ¿La aprobó Él?

En el encuentro de Jesús con esta mujer Él la empoderó, y ella habló con autoridad, y sus palabras dieron en el blanco, llegaron al mismo corazón de los hombres a quienes las dirigió, fueron convencidos por el Espíritu Santo, y creyeron en el Señor para salvación.

Según los versos 39 y 42: “Y muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer, que daba testimonio diciendo: Me dijo todo lo que he hecho”.

Y decían a la mujer: “Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo”.

No ignoro lo que dice Pablo acerca de las mujeres en 1 Timoteo 2: 11-15:  “La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción.  Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio.  Porque Adán fue formado primero, después Eva; y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión. Pero se salvará engendrando hijos, si permaneciere en fe, amor y santificación, con modestia”.

Es un pasaje inspirado por el Espíritu Santo al apóstol Pablo. Sobre el mismo, hay diversidad de interpretaciones. Algunos interpretan el pasaje de primera de Timoteo capítulo dos 11al 15, a la luz del contexto socio-cultural en que se vivía en Éfeso para la época.

Pero solo el Espíritu Santo tiene opiniones absolutas sobre el contenido de las Escrituras.

No hay contradicción entre los pasajes de 1Timoteo 2:11-15 y el del Evangelio según San Juan 4:7-42. No la hay, porque en Dios no hay contradicción. Sin embargo hay diversas interpretaciones sobre el primero.

El análisis ponderado de estos dos pasajes aconseja, no tensar las cuerdas de las interpretaciones, basadas en preferencias doctrinales o denominacionales; solo el Espíritu Santo es intérprete absoluto de la Palabra que Él ha inspirado.

Demos espacio a las discusiones con humildad y sosiego. Somos creyentes en Cristo Jesús, y formamos parte de su cuerpo, que es la Iglesia. Solo la fe en Jesucristo nos otorga la membrecía de su Iglesia, no la participación en una denominación determinada.

“Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” Juan 1:12

Al respecto el apóstol Pedro nos dice: Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos con él en el monte santo.
Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones;
entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo. 2 Pedro 1: 18-21

 

 

Un Comentario a “La Mujer en el Proyecto de Dios”

    Error thrown

    Call to undefined function ereg()